Literatura & Psicología

14.6.19

Optimismo e individuación


Para mí ser "optimista" no significa que las cosas siempre estarán bien, ni que necesariamente mejorarán, mucho menos que hay que mantener un "pensamiento positivo" todo el tiempo; la tristeza, el miedo y el dolor tienen una función en nuestro organismo, nos indican que necesitamos hacer una pausa, observarnos y sentirnos. Regularmente haremos todo por no sentir, nos mantendremos ocupados, nos alejaremos de la emoción. El sistema entero parece estar hecho para la evasión. Uno dice "no quiero sentir miedo" y lucha contra esa emoción. Luchar contra lo que sentimos es tan absurdo como luchar contra una parte de nuestro cuerpo. Este es el trabajo cotidiano que necesitamos hacer: observar, reconocer y aceptar la emoción que sentimos. Luego soltarla, no identificarnos con ella. 


Para mí ser optimista es reconocer el potencial de crecimiento que tiene cada ser humano. No "crecimiento" desde el canon impuesto socialmente (un gran trabajo, una gran casa, un gran prestigio), yo hablo del crecimiento desde la individuación, es decir, la integración del ser. Reconocer quién soy, mi luz y mi oscuridad, mi fuerza y mi vulnerabilidad; ir construyendo recursos internos para enfrentar las experiencias diarias. De eso es de lo que hablo. 

Con el tiempo he aprendido a soltar mis aprehensiones, no tengo el control sobre todas las variables que rodean mi vida, pero sí puedo aprender a tener control sobre cómo reacciono ante esas variables. No siempre lo logro, hay ocasiones en que las circunstancias me rebasan, como a cualquier persona, creo que a todos nos ha pasado. Y ahí hay otro aprendizaje: reconocer los ciclos; a veces es tiempo de resistir, a veces de sembrar, a veces de cosechar.

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