Literatura & Psicología

1.4.17

Si no hubieras usado Guillette en los 80

aquel niño que se hacía tatuajes con navajas de rasurar
me regaló un día
un cupón para soñar despierta
nadie
me había levantado aún
del suelo       en una habitación desconocida
nadie me había puesto la píldora en la lengua
para dibujar flores de mármol en mi boca
ni jugaban los fetos
ese softbol paranormal en mi alacena
yo
era una niñita que intentaba cubrirse los oídos
al pasar desbocado el hombre rata
ese irrespirable monstruo
jadeante
con los pies hundidos en un par de zapatillas grises
y entonces los muchachos
creían posible escapar de su reflejo
meterse las manos al bolsillo seco y extirparse el hambre
sin saber
que treinta años después
las luces del semáforo
les dictarían su suerte
como ahora
la lluvia burla el tragaluz y moja los cables de mi cuarto
el pecíolo metálico descansa:
el agua no se ha teñido de rojo

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