Publicado en La Razón. Tampico, Tamaulipas, viernes 21 de agosto de 2015.
Encontrarme a Luisa hace un año, en una pequeña ventana del ciberespacio, fue como hallar a una vieja amiga que conocía todos mis secretos. Supe que es poeta, promotora cultural, narradora y bruja; sí, porque el significado original de la palabra bruja nos remite a la sabiduría femenina antigua, y así es Luisa Isabel García Meriño, mujer afrocaribe hecha de sangre ancestral, de sonidos de tierra y palabras que transmutan la realidad cotidiana en fuego.
Nuestro
encuentro devino con la primera antología de landais hispanoamericanos editada el
año pasado por Progetto 7Lune, en Venecia, Italia, donde se reunieron voces de
mujeres poetas de distintos países de Latinoamérica. Y ahora vino a nuestro
país como participante del XI Festival internacional Chihuahua (que comenzó el
1 de agosto y que culminará el 23 de este mismo mes) con la ponencia «Actuales
desafíos de las comunidades afrolatinas y afrocaribeñas». Así, ha tenido a bien
hacer escala en otros estados de la República, como Nuevo León (donde participó dentro del ciclo Pasionarias, en el Instituto de la Mujer de Guadalupe*) y Querétaro.
Luisa Isabel
es, ante todo, un alma sencilla. Camina con la serena dignidad de la mujer que
reconoce su poder interior, pero no lo ostenta. Dosifica las palabras con
mesura, envueltas en esa música irreverente y cálida del Caribe colombiano.
Baila los ritmos afros con sensualidad y alegría. Diosa de bronce; corona su testa
el pelo negro, crespo, símbolo de su comunidad, de sus luchas sociales por la
inclusión, de la identidad que crece y se rebela ante el horizonte igual que un
árbol en la selva.
Nació en el Copey (Cesar) y desde muy temprana edad fue llevada a Barranquilla (Atlántico).
Escritora y, además, con estudió de artes plásticas, es presidenta e investigadora de la Fundación Artística y Cultural «Mi Tierra»; trabaja constantemente dentro del área de educación artística y la etnoeducación, con el fin de dignificar a las personas afrodescendientes y su cultura. Así como en la promoción de la inclusión de la narración oral indígena y afrocolombiana en la escuela primaria.
Los
poemas de Luisa Isabel están cargados de imágenes, con una mirada intensa en la
que emergen voces antiguas. Gran parte de su obra permanece aún inédita;
seguramente pronto tendremos nuevas noticias suyas, pues versos como estos se
dicen solos, viajan y hallan su lugar. Dejo como muestra tres de sus landais,
poesía de rebelión:
En esta aldea infeliz
los pájaros son jaulas que cazan
mujeres.
Bertha se asomó al hueco
y dijo con voz de mar: el agua limpia
todo.
Siento espanto del espejo:
toco mi carne, ¡está repleta de huesos!
*PASIONARIAS, ciclo de poesía. Participantes durante la primera lectura: Zaira Eliette Espinosa, Luisa Isabel García Meriño, Rossy Elizondo y Marisol Vera Guerra.
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