Literatura & Psicología

31.7.12

La Iglesia del Diablo

Publicado en La Razón. Tampico, Tamaulipas. Miércoles 17 de jlio de 2012.

“Cuenta un viejo manuscrito benedictino que el Diablo, en cierto día, tuvo la idea de fundar una Iglesia”, con estas líneas, el escritor brasileño Joaquim María Machado de Assis inicia su magistral cuento “La Iglesia del Diablo”, una narración en la que un profundo entendimiento de la naturaleza humana se revela  través de un refinado sentido de la ironía.

     He leído esta pieza literaria en el libro Las academias de Siam y otros cuentos (Fondo de Cultura Económica, 2006), el cual reúne otros cinco relatos donde la belleza y el sentido filosófico se amalgaman para mostrarnos la visión del mundo de este autor del siglo XIX, cuya obra no pierde actualidad. Conocido principalmente por una trilogía de novelas: Don Casmurro, Quincas Borba y Memorias póstumas de Brás Cubas.

     Nacido en Río de Janeiro en 1839 y muerto en esta misma ciudad en 1908, Machado de Assis es considerado uno de los fundadores de la literatura latinoamericana. Menciona Francisco Cervantes en el lúcido ensayo que prologa esta edición: “Los cambios de ideas y las modas en ropas e ideologías, poco lo sorprendieron en estos casi tres cuartos de siglo […] Hombre acostumbrado a observar detenidamente más allá de lo superficial, pudo entender lo que de semejante o sencillamente igual, pero disimulado sólo en la apariencia, hubo en todos esos cambios. De la monarquía liberal a un liberalismo republicano, pero todopoderoso y fatuo, poca diferencia hubo, como la realidad tampoco parece haberlo registrado.”

     En el citado relato, el Diablo está convencido de que toda acción “bondadosa” tiene franjas ocultas; así, cuando Dios le pone como ejemplo de virtud a un anciano que, en un naufragio, le da su tala de salvación a una pareja de recién casados y se hunde en la eternidad, éste le refuta: “La misantropía puede tomar la apariencia de caridad; dejarles la vida a los demás, para un misántropo, es realmente odiarlos”.

     Felizmente el Diablo baja a la Tierra y funda  su Iglesia, con sus propias normas, cánones y rituales. Como era de esperarse, en poco tiempo se convierte en la religión más popular del mundo. El final inesperado y no carente de sentido del humor harán las delicias de los lectores.

     A lo largo del libro uno encontrará a un joven que por “cuestión de vanidad” enciende la llama de la pasión en dos mujeres bellas y virtuosas, a riesgo de destrozarles la vida, enfrentado a un dilema moral que nos hace recordar a Kierkegaard, su ética  o estética; a un amigo desleal y a una adúltera que ponen el amor en manos de una cartomántica; a una pareja que discute sobre la sexualidad del alma y que, a través de una magia sutil, intercambia sus almas porque una, de temperamento bélico, ha encarnado en cuerpo femenino y, la otra, de expresiones dulces, en cuerpo masculino.

     Leer a Machado de Assis en el siglo XXI es recordar que la naturaleza humana –sus vicios y virtudes, las reales como las aparentes–, en esencia, permanece, aunque varíen las formas en que se manifiesta. Sus cuentos son, además, una reflexión constante sobre el ejercicio mismo de la escritura. Seguramente, te encantará leerlo.

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