por Carmen Ávila
Saltillo, México 9 de Febrero de 2019
Saltillo, México 9 de Febrero de 2019
Este cuento no se ha acabado (E vissero infelici e contente)
Silvia Favaretto. Ediciones Morgana, 2019.
Hace muchos años escribí unos poemas donde las voces de los mismos eran de las princesas de los cuentos clásicos de hadas. Sin embargo, lejos de recrear los cuentos originales en mis versos, hablaban desde la voz de las mujeres comunes y corrientes, denunciando la violencia de la sociedad y la opresión.
Hoy
llega a mis manos el libro de la poeta veneciana Silvia Favaretto y leerlo me
causa un sentimiento entre la sorpresa y el regocijo. Siempre he dicho que los
poetas somos “los hijos de nuestro tiempo” y que estamos hermanados por un
espíritu que nos hace cantar los mismos temas en varios idiomas. Es como si
estuviéramos creando la gran obra donde todos aportamos al lenguaje universal,
las ideas que no necesita traducción. El espíritu de la poesía contemporánea se
extiende por todo el globo terráqueo y los poetas nos sentimos con el deber de
denunciar las injusticias, exaltar la belleza y la fealdad del mundo o
simplemente hacerles notar a los distraídos que la vida todavía nos puede
llenar de asombro, de alegría desbordante o de llanto, que lo que hemos
observado no se pierda, nunca se lo lleve el tiempo y sea eterno en un verso.
La poesía es revolución y revuelta sin armas, proporciona un cambio de
conciencias y de paradigmas sin derramamiento de sangre. Crea también un cambio
cultural, eso es lo maravilloso de la poesía.
Hoy
más que nunca, he observado que las voces femeninas que estamos escribiendo
poesía estamos contando la historia ignorada por muchos años, esa historia de
la literatura en donde nos hicieron callar a la fuerza: la historia de las
mujeres, la historia de la otra parte de la humanidad. En América Latina, en
África y en Asia, las mujeres estamos alzando la voz. Sin embargo, nosotras
todavía no hemos conquistado muchos derechos que las mujeres en Europa tienen
de los cuales ya ni siquiera existe discusión.
La
lucha por la equidad, los derechos, el fin de la violencia, es la lucha del día
a día México, por eso celebro que el libro de Silvia se haya impreso en nuestro
país por ediciones Morgana, dirigida por la poeta Marisol Vera, quien también
es una luchadora por los derechos de las mujeres y contra la violencia en
México. El libro de Silvia es un libro necesario, que contribuye a esto que he
venido discutiendo. Sus versos, desmitifican el papel de la mujer que
tradicionalmente se nos hizo aprender a través de los cuentos de hadas. Los
poemas de Silvia deconstruyen a la “damisela en apuros” y la presentan como una
mujer empoderada, independiente, dueña de su propio destino. Una mujer que
necesita la sociedad, que requiere estos tiempos. Subrayo los versos que tienen
tanta belleza como verdad: “el amor
romántico es la peor herencia que nuestras madres pudieron dejarnos”. En los
poemas de Silvia no hay más amor romántico de los cuentos de hadas, hay una
reafirmación del hecho tan grande y hermoso que nos pudo suceder en esta vida:
ser mujeres, ser libres, tenernos a nosotras mismas y luchar.
Aunque en sus versos
hace un homenaje a varias poetas latinoamericanas como Alfonsina Storni y
Alejandra Pizarnik, tras leer los versos de Silvia no puedo sino recordar la
voz de la poeta Alda Merini. Sí, la poesía crea esa sororidad tan necesaria
entre las mujeres: es un puente. La poesía de Silvia está trazando caminos y
puentes entre el italiano y el español y entre las mujeres de Europa y América
Latina, celebro esta hermandad.
Fotografías: Retrato de Silvia Favaretto. Imágenes de la presentación y lectura del libro en la sede de la asociación Progetto 7LUNE y en el estudio de Luana Segato. Venecia, Italia. 2019.
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