Publicado en La Razón, Tampico, Tamaulipas, viernes 14 de enero de 2016
Seguramente has visto estas muñequitas rusas, que son pequeñas cajitas de madera, una dentro de otra dentro de otra, como las capas de una cebolla, que nos dan por un momento la sensación de infinito. Para ser franca, no las conocía más que en películas. Pero heme aquí, que comienzo este 2016 pintando una serie de matrioskas para una exposición en Venecia.
Seguramente has visto estas muñequitas rusas, que son pequeñas cajitas de madera, una dentro de otra dentro de otra, como las capas de una cebolla, que nos dan por un momento la sensación de infinito. Para ser franca, no las conocía más que en películas. Pero heme aquí, que comienzo este 2016 pintando una serie de matrioskas para una exposición en Venecia.
La palabra matrioska deriva de “matrona” y es un juguete popular en Rusia, un país que había resultado
lejano y extraño para mí, hasta ahora. He atendido, pues, a una nueva
convocatoria de Progetto 7Lune, promovida por la poeta italiana Silvia
Favaretto, para representar a través de estas muñecas a mujeres
latinoamericanas. Desde que estuve esperando mis siete muñequitas que vendrían
de Rusia (haciendo escala en Guadalajara) comencé a generar sensaciones:
estaban viajando, para mí, desde aquella tierra donde es otra la lengua y otro
el resplandor de los amaneceres y otro el filtro de la mirada para contemplar
esto que llamamos realidad.
Tenerlas por fin en mis
manos, con la madera virgen, en espera de que yo les pusiera un rostro, me hizo
volver a esas preguntas simples y primitivas de quién soy, quiénes he sido, a
qué otras contengo dentro de mí y quiénes me han contenido. Decidí representar
a las mujeres de mi familia por vía materna: la matrioska más grande sería mi
abuela, de allí seguirían mi madre, mi hermana mayor, yo, mis dos hijitas y el
fruto futuro, la que no ha nacido, la que aún no tiene forma ni cara ni nombre
y es solo esperanza de continuidad.
Elegí pintar algunos motivos relacionados con la Huasteca, por ejemplo, adorné el rebozo de la abuela con un mapache y un loro, animalitos que después reflexionaría con Silvia, no existen en Venecia, por lo que sentí que sería como darles a los italianos que vayan a las exposiciones la oportunidad de asomarse tantito a nuestra tierra y a nosotros, como mexicanos, la pequeña aventura de estar allí simbólicamente.
Elegí pintar algunos motivos relacionados con la Huasteca, por ejemplo, adorné el rebozo de la abuela con un mapache y un loro, animalitos que después reflexionaría con Silvia, no existen en Venecia, por lo que sentí que sería como darles a los italianos que vayan a las exposiciones la oportunidad de asomarse tantito a nuestra tierra y a nosotros, como mexicanos, la pequeña aventura de estar allí simbólicamente.
La tarea de ir pintando a
mano cada mujer que contendría en su interior a la siguiente, fue
verdaderamente milagroso, porque me hizo acercarme a mis mujeres amadas de una
forma inédita: las estaba recreando, dando a sus cuerpos un rasgo de identidad
y, por ende, me reconstruía a mí misma. Llegué a pensar que quizá a todas las
mujeres, artistas profesionales, diletantes, y hasta quienes nada saben de
pintura, se beneficiarían emocionalmente al decorar al menos una vez en su vida
unas matrioskas. Claro, también los varones pueden hacer este proceso de
reconocimiento, pero considero que en nosotras, por nuestra capacidad biológica
de contener literalmente a otro dentro de nuestro cuerpo, este ejercicio
resulta especialmente significativo y suscita reflexiones relacionadas con los
ciclos vitales, el tiempo y la naturaleza.
Por último, pensé en los
viajes intercontinentales a los que han estado destinadas mis matrioskas y eso
me hace sentir que el mundo es también una cajita que contiene países, que
contienen gente que contiene otros mundos.
Mi eterna gratitud a Progetto 7Lune, a Silvia Favaretto, por coordinar, creer, amar, dar de sí; a Daniele Rubin, por su apoyo invaluable tras bambalinas; a Sarah Grimaldi, presente siempre en los eventos, irradiando alegría, luz y solidaridad, y a Carmen Parada, por su apoyo desde la ciudad de Guadalajara para consolidar este proyecto; a todas las hermosas mujeres artistas y al caballero que se sumó a la iniciativa. Y gracias también a toda esa gente bella en Italia que engalana con su presencia cada evento.
Coincido en todo contigo mi querida Marisol, la experiencia de participar en este proyecto ha sido tan enriquecedora y claro en especial pintar mis propias muñecas, mis propias mujeres representativas en mi vida. Gracias a ti por ser parte valiosa en este proyecto que es casi un sueño hecho realidad. nuestras muñecas están viajando a Italia a cumplir con una misión, aquí en nuestras manos ya cumplieron su parte. Igual que tu agradezco a la Asociación Progetto 7 Lune por toda la creación de este hermosísimo proyecto. un abrazo.
ResponderEliminarQue hermoso escrito, estoy de acuerdo que sería un excelente ejercicio para conectarnos con nuestra esencia femenina. Abrazo para ti
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