a cada uno de
nosotros se nos ha asignado un día para soñar y nuestro sueño se proyectará en
la pantalla.
El soñador
de los lunes, un niño de cinco años, sueña un pueblo en ruinas habitado por fantasmas:
paisaje desértico, árboles secos, neblina espesa en las calles. Rumor de lluvia
y lágrimas. Todos los espectros vestimos ropas antiguas.
La soñadora de los martes es
una muchacha hermosa de cuerpo pequeño y sonrisa amplia, pero su olor es
nauseabundo. Por sus muslos gotea fango negro. Yo soy el único personaje de su
sueño. Me persigue, me llama, me toca. La beso en los labios con repugnancia dulce.
El soñador de los viernes es un
hombre maduro. Sueña una ciudad llena de jardines donde todos son felices. Yo
no entro a ese sueño.
Maravilloso
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