Publicado en La Razón. Tampico, Tamaulipas.
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Alejandra Pizarnik sostenía que la Poesía no era una carrera, sino un destino. Por mi parte retomo la idea de Cervantes, puesta en boca del Quijote, para decir que el natural poeta del vientre de su madre nace poeta, mas, será mejor aquél que habiendo nacido poeta tenga a bien conocer la técnica.
El ejercicio poético requiere trabajo, espacios y, por qué no decirlo, promoción.
No sólo esto, el acceso al Arte es un derecho de todo ser humano. Afirmaba don Justo Sierra que el Gobierno debía sentirse obligado a iniciar al pueblo en las manifestaciones superiores de la cultura. Una idea perfectamente aplicable a nuestros días.
Uno se pregunta por qué en el siglo XIX o en el XX no tuvimos, en Tamaulipas, un nombre que traspasara las fronteras regionales y fuera, digamos, tan conocido como López Velarde, citado y estudiado a profundidad en las escuelas.
En los años de intenso nacionalismo surgieron plumas a las que no faltó la disciplina y el amor a la palabra. Podríamos hablar del maestro Juan B. Tijerina que, por cierto, fue el único que se opuso a las reformas que pretendía el General Porfirio Díaz para coartar la libertad de prensa.
El espíritu de lucha y el fervor hacia lo propio son evidentes, también, a través del canto a la provincia de Isaura Calderón. Y podríamos citar más.
Los temas patrióticos no tienen mucha demanda hoy en día entre los poetas, aún con el festejo del Bicentenario. Sin embargo, la necesidad de comunicarnos, de formar lazos con los otros, se hace evidente en nuestros actos cotidianos.
¿No será que lejos de disolverse, la palaba Patria está adquiriendo nuevos significados?
Las tecnologías actuales ofrecen la posibilidad de renovar el acto de la escritura y de integrarnos a una amplia comunidad. Veamos, por ejemplo, el éxito que tuvo el 20 de mayo, en la Feria del Libro de León, la creación del hashtag: #cuentuitos, a raíz de la mesa de cuentuiteros organizada por Cristina Rivera Garza. Durante horas, el 0.02% de la producción de tuits en el mundo estuvo participando en la fiesta escritural.
El lugar, ahora, que nos da pertenencia, no se circunscribe a un punto de la Tierra. Nuestra Patria es el presente mismo, construyéndose a nuestro paso, desde lo más íntimo. Este presente no surge de la nada: toda la memoria está aquí. Sólo a través de la memoria el tiempo recupera, para nosotros, su cualidad de infinito.
Hay que forjar las rutas posibles para convertir el río memorioso en presente: más foros, más plazas y, en nuestro caso particular, el estudio constante de los hombres y mujeres que están dando sustento a las Letras en Tamaulipas. A este respecto, no puedo dejar de citar la labor que inició hace dos años Celeste Alba Iris en el seno tamaulipeco, a través del Encuentro de Escritores Los Santos Días de la Poesía, del cual me he hecho colaboradora.
Estuve, por cierto, unos días en Ciudad Victoria, planeando el próximo viaje: esperamos arribar al 2011 con buenos vientos, ¿nos acompañas?
El ejercicio poético requiere trabajo, espacios y, por qué no decirlo, promoción.
No sólo esto, el acceso al Arte es un derecho de todo ser humano. Afirmaba don Justo Sierra que el Gobierno debía sentirse obligado a iniciar al pueblo en las manifestaciones superiores de la cultura. Una idea perfectamente aplicable a nuestros días.
Uno se pregunta por qué en el siglo XIX o en el XX no tuvimos, en Tamaulipas, un nombre que traspasara las fronteras regionales y fuera, digamos, tan conocido como López Velarde, citado y estudiado a profundidad en las escuelas.
En los años de intenso nacionalismo surgieron plumas a las que no faltó la disciplina y el amor a la palabra. Podríamos hablar del maestro Juan B. Tijerina que, por cierto, fue el único que se opuso a las reformas que pretendía el General Porfirio Díaz para coartar la libertad de prensa.
El espíritu de lucha y el fervor hacia lo propio son evidentes, también, a través del canto a la provincia de Isaura Calderón. Y podríamos citar más.
Los temas patrióticos no tienen mucha demanda hoy en día entre los poetas, aún con el festejo del Bicentenario. Sin embargo, la necesidad de comunicarnos, de formar lazos con los otros, se hace evidente en nuestros actos cotidianos.
¿No será que lejos de disolverse, la palaba Patria está adquiriendo nuevos significados?
Las tecnologías actuales ofrecen la posibilidad de renovar el acto de la escritura y de integrarnos a una amplia comunidad. Veamos, por ejemplo, el éxito que tuvo el 20 de mayo, en la Feria del Libro de León, la creación del hashtag: #cuentuitos, a raíz de la mesa de cuentuiteros organizada por Cristina Rivera Garza. Durante horas, el 0.02% de la producción de tuits en el mundo estuvo participando en la fiesta escritural.
El lugar, ahora, que nos da pertenencia, no se circunscribe a un punto de la Tierra. Nuestra Patria es el presente mismo, construyéndose a nuestro paso, desde lo más íntimo. Este presente no surge de la nada: toda la memoria está aquí. Sólo a través de la memoria el tiempo recupera, para nosotros, su cualidad de infinito.
Hay que forjar las rutas posibles para convertir el río memorioso en presente: más foros, más plazas y, en nuestro caso particular, el estudio constante de los hombres y mujeres que están dando sustento a las Letras en Tamaulipas. A este respecto, no puedo dejar de citar la labor que inició hace dos años Celeste Alba Iris en el seno tamaulipeco, a través del Encuentro de Escritores Los Santos Días de la Poesía, del cual me he hecho colaboradora.
Estuve, por cierto, unos días en Ciudad Victoria, planeando el próximo viaje: esperamos arribar al 2011 con buenos vientos, ¿nos acompañas?
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