Después de tomar el curso "Ficción histórica desde abajo" impartido por Cristina Rivera en Ciudad Victoria, logré un estado de gracia que espero me lleve a la Iluminación. Si no lo consigo, siempre quedan otras cosas en el mundo: el café de olla, las películas de Hollywood, Animal Planet y mi viejo ejemplar de La Odisea.
Está claro que debo sacudirme el polvo de los ojos. Conducir las palabras a un territorio más allá del papel, en donde las he tenido un tanto aisladas. En todo caso, el vértigo.
Aprenderé a dudar con firmeza.
Y creo que voy a dejar de citar a Octavio Paz (por ahora).
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