A principios de mayo, husmeando por la red me encontré con
una nota curiosa: en la ciudad de Talkeetna,
Alaska, un gato llamado Stubbs lleva
quince años ocupando el puesto de alcalde. "No sube nuestros impuestos, no
interfiere con las empresas y es honesto", dice Lauri Stec, gerente de
Store Nagley, que funciona como oficina, según la noticia publicada por CNN
México. Pareciéndome interesante, puse un enlace en mi muro de facebook y, en
respuesta, uno de mis contactos, del vecino estado de Veracruz, me mandó un
cartel donde se anunciaba la candidatura de un minino para la alcaldía de
Xalapa.
He
aquí mi primer encuentro con Morris, quien aparecía como figura pública,
bajo el lema “Cansado de votar por ratas, vota por un gato”. Llevaba algo así
como trescientos y tantos likes, y de inmediato puse el mío. Comencé a
visitarlo rutinariamente por lo ingeniosas que eran las parodias que hacían
sobre los políticos y, además, porque me encantan los gatos.
A un ritmo vertiginoso, el
CandiGato Morris ha cambiado el panorama de las próximas elecciones. No votes
por mí sólo porque soy un gato –dice–, hazlo si has perdido la fe en la clase
política que “te representa”.
Al momento de escribir esta
columna, Morris cuenta con un total de 94,385 likes (no, perdón, 95,298, esto
subió mientras redactaba)* en su facebook y
con 3,206 seguidores en su cuenta de Twitter.
Tiene, ya, su página web oficial en la que divulga notas de prensa, fotografías de eventos y
frases de campaña. Incluso, existen videos promocionales, una canción y
hasta un videojuego que
los fans han enviado. El pasado domingo, 9 de junio, los “humanos de Morris”
estuvieron repartiendo stikers y microperforados en Los Lagos, dentro de la
capital veracruzana, con un costo de recuperación, prometiendo que si había
excedente se donaría a alguna sociedad protectora de animales.
Lo que más me sorprende es que en
un par de semanas el candigato ya contara con todo un aparato de campaña y
fuese, incluso, noticia internacional, sin ningún tipo de presupuesto. La
conclusión obvia es que los gastos millonarios de campaña que hacen los
partidos políticos bien podrían canalizarse hacia las necesidades reales del
pueblo mexicano. ¿Quién necesita calles inundadas de propaganda? Otro punto de
discusión es la fuerza que toman las redes sociales en nuestro mundo actual y
como potenciales generadoras de cambio, una herramienta con la que no contaban
los viejos dinosaurios acostumbrados a sus medios arcaicos, de los que da fe su
falta de imaginación: ahora resulta que Morris es "un distractor" y
"una trampa", ¿en verdad, tan poco valor le dan a nuestras
entendederas?
Este éxito viral de la campaña
gatuna en tantos estados de la República es un indicador de que Xalapa no es un
caso aislado, en cada ciudad mexicana hay alcantarillas llenas de ratas. El
triunfo del candigato Morris representaría el triunfo de la dignidad ciudadana
ante el hartazgo por tanta corrupción. El
voto nulo representaría la oportunidad para ejercer una auténtica democracia,
en primer lugar, más de un partido se quedaría sin el mínimo requerido para
llevarse su rebanada de pastel. Los
funcionarios deberían reflexionar acerca del grado al que han llegado sus actos
para que la ciudadanía prefiera votar por un animal.
Seguramente los creadores de esta iniciativa, en un principio, no estaban pensando en reformar el país completo, pero sí en expresar su descontento ante la corrupción, el conformismo y la mediocridad de nuestros sistemas de gobierno y de las masas que no se componen de víctimas "inocentes", sino de personas que podemos y debemos asumir la responsabilidad de pensar.
Imaginemos que gana Morris, ¿y luego qué?
Ellos [los de la iniciativa], ante el alcance que insospechadamente han logrado,
asumen ahora cabalmente su compromiso con nuestro país y han abierto la puerta
a toda la ciudadanía mexicana; creo que nos corresponde, desde donde estemos,
colaborar para construir la respuesta. Por lo pronto, yo aquí dejo mi granito
de arena.
* Para el momento de esta publicación en el blog, el facebook de Moris lleva 109,763 likes.Seguramente los creadores de esta iniciativa, en un principio, no estaban pensando en reformar el país completo, pero sí en expresar su descontento ante la corrupción, el conformismo y la mediocridad de nuestros sistemas de gobierno y de las masas que no se componen de víctimas "inocentes", sino de personas que podemos y debemos asumir la responsabilidad de pensar.
Hoy, en una época en que los símbolos patrios han perdido por completo
su significado (bien se ha esforzado la clase política para que así sea),
Morris se erige como un símbolo que nos renueva la esperanza de libertad.
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