Ya lo he mencionado antes y viene a tono en esta ocasión: aunque nací en Ciudad Madero, Tamaulipas, crecí en Tantoyuca, Veracruz, una de las zonas de la Huasteca (la otra es el municipio de Aquismón, San Luis Potosí) donde aún existe abundante población teenek. Puedo vivenciar, así, la línea fronteriza entre dos mundos: el mundo de los mestizos urbanizados, y el mundo marginal habitado por –en palabras de la antropóloga francesa Anath Ariel de Vidas– los “vencidos de los vencidos, antihéroes de una historia que intentan valorizar los militantes de algunas corrientes indianistas”.
En estos tiempos –multiplicado durante los recientes festejos por el Bicentenario– brilla el ánimo de rescatar expresiones culturales indígenas: lengua, danzas, gastronomía, todo lo que nos remita a su Identidad –que es, también, parte de la nuestra. De esto han resultado importantes contribuciones para preservar el patrimonio cultural de México. Por ejemplo, la validación de un alfabeto práctico para la escritura del idioma nahua –recordemos que los pueblos originarios de Mesoamérica tenían una escritura pictográfica; transportar los significados desde este tipo de representaciones hasta las del castellano ha sido tarea ardua.
El año pasado, durante una visita a la ciudad de Tantoyuca, pasé por pura nostalgia a una pequeña librería –también papelería y miscelánea– donde solía comprar libros y chicles cuando era niña –propiedad, en aquel entonces, de un excombatiente de la Revolución Mexicana y conocida como “La Huasteca”. Un par de volúmenes, adentro de una vitrina, llamaron mi atención: El trueno ya no vive aquí y Huastecos a pesar de todo. Con entusiasmo pedí verlos y, tras hojearlos un poco en el mostrador, me los traje a casa.
Ambos libros son fruto de la investigación etnográfica que Anath Ariel de Vidas comenzó en 1991 en las comunidades teenek de la huasteca veracruzana, área que ya desde hace tiempo merecía un estudio serio. Dicho trabajo condujo finalmente a una tesis doctoral de la investigadora francesa, expuesta en París, en 1997.
Huastecos a pesar de todo, Breve historia del origen de las comunidades teenek (huastecas) de Tantoyuca, norte de Veracruz (Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos / Programa de Desarrollo Cultural de la Huasteca, 2009), es un volumen concreto y ameno dirigido a responder cómo surgieron las comunidades teenek en los alrededores de este municipio y cómo se han adaptado a nivel social y agrario. Anath muestra una visión crítica, perspicaz, con un sentido tácito de la justicia social.
El trueno ya no vive aquí, Representación de la marginalidad y construcción de la identidad teenek (Huasteca veracruzana, México), escrito originalmente en francés y editado por primera vez en nuestro país en 2003, es una coedición en la que colaboran el Centro Francés de Estudios Mexicanos y Centroamericanos, el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social, el Colegio de San Luis y el Instituto de Investigación para el Desarrollo.
Este precioso libro –permítaseme llamarlo así– lleva al lector desde el marco histórico y geográfico de la Huasteca hasta la médula de sus mitos, sincretizados con el cristianismo y la vida moderna. No faltan en el lenguaje inocencia y poesía, como cuando narra: “El sol y la luna eran dos niños. Un día se dijo que quien pasase encima de la lumbre en un predio incendiado sería dueño de la luz y del mundo”.
Dos libros magníficos, que recomiendo conocer, frutos del esfuerzo por comprender mejor la realidad mexicana contemporánea.
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