Literatura & Psicología

22.3.19

Este cuento no se ha acabado

por Carmen Ávila
Saltillo, México 9 de Febrero de 2019

Este cuento no se ha acabado (E vissero infelici e contente)
Silvia Favaretto. Ediciones Morgana, 2019. 

Hace muchos años escribí unos poemas donde las voces de los mismos eran de las princesas de los cuentos clásicos de hadas. Sin embargo, lejos de recrear los cuentos originales en mis versos, hablaban desde la voz de las mujeres comunes y corrientes, denunciando la violencia de la sociedad y la opresión.

Hoy llega a mis manos el libro de la poeta veneciana Silvia Favaretto y leerlo me causa un sentimiento entre la sorpresa y el regocijo. Siempre he dicho que los poetas somos “los hijos de nuestro tiempo” y que estamos hermanados por un espíritu que nos hace cantar los mismos temas en varios idiomas. Es como si estuviéramos creando la gran obra donde todos aportamos al lenguaje universal, las ideas que no necesita traducción. El espíritu de la poesía contemporánea se extiende por todo el globo terráqueo y los poetas nos sentimos con el deber de denunciar las injusticias, exaltar la belleza y la fealdad del mundo o simplemente hacerles notar a los distraídos que la vida todavía nos puede llenar de asombro, de alegría desbordante o de llanto, que lo que hemos observado no se pierda, nunca se lo lleve el tiempo y sea eterno en un verso. La poesía es revolución y revuelta sin armas, proporciona un cambio de conciencias y de paradigmas sin derramamiento de sangre. Crea también un cambio cultural, eso es lo maravilloso de la poesía.

Hoy más que nunca, he observado que las voces femeninas que estamos escribiendo poesía estamos contando la historia ignorada por muchos años, esa historia de la literatura en donde nos hicieron callar a la fuerza: la historia de las mujeres, la historia de la otra parte de la humanidad. En América Latina, en África y en Asia, las mujeres estamos alzando la voz. Sin embargo, nosotras todavía no hemos conquistado muchos derechos que las mujeres en Europa tienen de los cuales ya ni siquiera existe discusión.

La lucha por la equidad, los derechos, el fin de la violencia, es la lucha del día a día México, por eso celebro que el libro de Silvia se haya impreso en nuestro país por ediciones Morgana, dirigida por la poeta Marisol Vera, quien también es una luchadora por los derechos de las mujeres y contra la violencia en México. El libro de Silvia es un libro necesario, que contribuye a esto que he venido discutiendo. Sus versos, desmitifican el papel de la mujer que tradicionalmente se nos hizo aprender a través de los cuentos de hadas. Los poemas de Silvia deconstruyen a la “damisela en apuros” y la presentan como una mujer empoderada, independiente, dueña de su propio destino. Una mujer que necesita la sociedad, que requiere estos tiempos. Subrayo los versos que tienen tanta belleza como verdad: “el amor romántico es la peor herencia que nuestras madres pudieron dejarnos”. En los poemas de Silvia no hay más amor romántico de los cuentos de hadas, hay una reafirmación del hecho tan grande y hermoso que nos pudo suceder en esta vida: ser mujeres, ser libres, tenernos a nosotras mismas y luchar.
Aunque en sus versos hace un homenaje a varias poetas latinoamericanas como Alfonsina Storni y Alejandra Pizarnik, tras leer los versos de Silvia no puedo sino recordar la voz de la poeta Alda Merini. Sí, la poesía crea esa sororidad tan necesaria entre las mujeres: es un puente. La poesía de Silvia está trazando caminos y puentes entre el italiano y el español y entre las mujeres de Europa y América Latina, celebro esta hermandad. 





Fotografías: Retrato de Silvia Favaretto. Imágenes de la presentación y lectura del libro en la sede de la asociación Progetto 7LUNE y en el estudio de Luana Segato. Venecia, Italia. 2019.



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