Literatura & Psicología

18.5.16

Recensión de Nunca tuve la vocación de Ana Karenina

Por Federica Volpe
(Traduzione di Tania Gibertini)

Nunca tuve la vocación de Ana Karenina
La Regia Cartonera, 2012 

Marisol Vera Guerra nos explica muy bien su manera de escribir en la poesía- definición Poyesis: El verso / es mi impostura –lo que se derrumba / y nace / cubierto de vocablos.

El nacimiento, presente en este poema, es un elemento importante en toda la poética de la autora, quien a menudo lo menciona con relación a la muerte o lo trata, en cambio, como único medio de salvación a esa (Apenas esta vaga sensación / el cuerpo tibio de mi hijo // lo blanco  el herrumbre  después del solsticio la media luna // como un ave así sería / dejar este mundo // pero no).

Lo de ser madre (Ahora soy una mujer con estrías y leche en los pezones) se convierte en una característica no sólo adquirida, sino de identidad (Soy madre tuya / porque el agua de la vida entró en mi cuerpo // ahora / vuelvo a gestarme en tu vasija de hombre) que da comienzo a un imperecedero lazo con el vacío: Nadie me enseñó a sostener un vientre vacío.

En este trabajo la poeta mexicana sintetiza una voz que es racional e irracional, felina y bípeda al mismo tiempo. Su manera de hablar y percibir el entorno son a menudo sensoriales y se encomienda mucho a la naturaleza y al mundo de los animales para expresarse: Aun las hienas de la estepa lloran / cuando el acero corta su pecho húmedo y caliente // manada de agujeros negros / se traga las estrellas // brota una semilla / nueva y reluciente como el odio / es el invierno / dirán las aves / en su lecho de corazones congelados.

Guerra se confía a lo que está acreditado, probado, para encontrar una respuesta a las dudas que la vida le presenta: ....leí alguna vez que el oxígeno es en realidad un veneno // Las moléculas no saben de pudores / toman energía del vacío / y lanzan chorros de luz hacia mis manos. Incluso en estas ocasiones el resultado es más coherente con su propria  razón interior.

Su ser totalmente mujer no le impide, en todo caso, cultivar una relación especial con la parte más instintiva del carácter del hombre como en esta poesía en la que, refiriéndose a sus gatos, Marisol habla de sí misma en clave animal: Son las seis de la mañana y voy hacia la puerta, / llevo un tazón de leche fresca para mis gatos, gordos y perezosos. /Nadie me ve salir, ni afilarme las uñas. / Pronto desollaré a la gallina que hierve en el caldero.

Estas y muchas más son la sugerencias que Nunca tuve la vocación de Ana Karenina nos puede regalar, en la voz femenina y casi mágica de esta poeta que hace música con su verso que nace cubierto de vocablos.










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