Mientras
me encontraba preparando un círculo de lectura sobre poesía femenina
contemporánea se me ocurrió mostrar públicamente un fragmento del poema “¿Ha
estado usted alguna vez en el mar del norte?”, de Cristina Rivera Garza, ante
lo cual, por su proximidad con la narrativa, mi querida amiga y poeta Marisa Avilés me preguntó por qué no es un
cuento.
La
respuesta se me antoja amplia y simple al mismo tiempo: la posmodernidad se caracteriza por la
ambigüedad, los dobles códigos, el eclecticismo, la búsqueda de la integración entre
diferentes estilos y épocas, el traslado del arte de los espacios elitistas a
espacios socialmente más abiertos. Las fronteras entre los distintos géneros de
la literatura se vuelven flexibles.
Cristina
gusta de experimentar con el lenguaje, incluyendo las posibilidades de los
recursos tecnológicos. El poema que cito está organizado en el papel con la
estructura de un blog: diversas estancias incluyen fecha de “entrada” y al
final, entre corchetes, el anuncio de “retrocederá”, como usualmente ocurre en
la web, donde vamos saltando hacia atrás.
Saturday, May 17,
2003
BLOGSIVELA 2003
L.
(mayo es ahora)
Es que tomaron el
boulevard rojo.
Es que no había luz.
Es que llegó Maggie
Triana bajo el eclipse
(cabello rojo,
pestañas extra-largas, uñas a medio pintar)
y contó su peor sueño
y su mejor pesadilla.
Tal vez se trata de un cuento dentro del poema. Tal vez el protagonista principal es el lenguaje mismo. Tal vez sea el Yo o El lugar. Ciberliteratura, se ha denominado.
Hoy los límites de la información se disuelven. Por ejemplo, ante el
reclamo del científico británico Stephen Hawking de que los filósofos actuales están obsoletos porque no
saben sobre ciencia, observo que en realidad estas preocupaciones aparecen a
menudo, de manera tácita o explícita, en la literatura contemporánea, como en
el poema “Moebius” –ya desde el título se anuncia el interés por la física y
las matemáticas–, de Reneé Acosta:
Y el universo entero da una
vuelta
Y el moviendo aparente se paraliza
La nueva dimensión sumada al
espiral
Se repite para mirar con estupor
Hacia la fuente boquiabierta.
Ya
no estamos en aquellos tiempos en los cuales uno se cuidaba de no traspasar la
delgada línea entre las formas literarias, ni en que se veía a la poesía y a la
ciencia como dominio de unos cuantos iniciados. Parece ser que nos aproximamos
a una mirada integradora, más allá de las disciplinas y géneros, o será,
simplemente, que soy optimista.
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