Literatura & Psicología

5.12.13

De pinos navideños y toros de lidia



Publicado en La Razón, Tampico, Tamaulipas, jueves 5 de diciembre de 2013.
 
Hace unos días externé en una red social mi inconformidad ante la mutilación de árboles que se realiza en honor a las próximas festividades. Las reacciones de mis contactos no se hicieron esperar, algunas a favor, otras divergentes, pero todas de alguna manera reflexivas, lo cual es de agradecerse en esta época donde la reflexión parece un acto para el cual hay poco tiempo.

     Entre las respuestas más acertadas estuvieron aquellas que hicieron notar que no se depredan bosques, sino que estos pinos que se ofrecen en los centros comerciales vienen de viveros ex profeso, y por lo tanto no se desequilibra el ecosistema; también, que no son árboles completos, sino ramas que incluso pueden sembrarse y, por último, que a fin de cuentas si uno se pone en ese plan de no matar a ningún ser pues nos quedaríamos sin bistec, sin ensaladas, sin muebles en la casa e inundados de cucarachas. Y bueno, el asunto fue a parar hasta los toros de lidia, una raza modificada genéticamente y que sin las corridas terminaría extinguiéndose.  

     En mi opinión, el hecho de que estos pinos se siembren con el único propósito de adornar con sus puntas nuestras casas (para que muchas de ellas en enero se encuentren en el bote de basura), y que una raza de toros exista con el fin de librar una contienda brutal en un ruedo (aunque, como dice Joaquín Sabina, nadie “los ame más que los ganaderos y los toreros”), nos llevan al mismo dilema existencial: nuestro lugar sobre la Tierra.

     Si no nos es posible como humanidad evitar la depredación para sobrevivir, al menos podemos buscar mayor equilibrio entre nuestras necesidades y la Naturaleza, que de todo nos provee. Creo que se requiere una visión sistémica, que abarque todos los ángulos posibles;  tal vez no sirva mucho dejar de mutilar pinos si se producen otros de plástico que tardarán siglos en desintegrarse. Quizá podríamos simplemente ser más mesurados en nuestra forma de consumir, pero hay que ver qué carencias se esconden detrás del consumismo de nuestra época, aquí entramos en el terreno de la psicología social y así seguimos ramificando el tema.

     Como sociedad, deberíamos tomas decisiones basadas en la reflexión. Incluso critico la postura de ciertos escritores que dicen, por ejemplo, que prefieren las publicaciones electrónicas a las impresas "para no matar arbolitos", como si el uso de electricidad y computadoras no fuera una fuente de contaminación. No se trata, entonces, de que la gente deje de imprimir libros, ni de celebrar la Navidad, sino de buscar opciones para hacerlo con la mayor inteligencia posible. 

     Dejo la pregunta al aire: ¿somos capaces, con toda nuestra ciencia, de definir la inteligencia, de conocer los parámetros de la vida misma?  

1 comentario:

  1. Timbalaye2/1/14, 7:58

    Un artículo indispensable, como el café de las mañanas, que recupera el esplendor reflexivo de la palabra escrita en tiempos de profunda fugacidad.

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