Literatura & Psicología

31.8.12

Mujeres que escriben / mujeres que cuidan niños

Publicado en La Razón. Tampico, Tamaulipas, miércoles 29 de agosto de 2012

Basta una somera mirada a mi alrededor para encontrarme con un caso frecuente: mujeres escritoras –o en vías de serlo– que dejan de lado las Letras cuando se convierten en madres, que diez o veinte años después regresan a los escenarios culturosos de su ciudad, ávidas por decir algo, o quienes simplemente parecen diluirse en la corriente de los días. Esto no es privativo de la literatura, hay miles de mujeres que dejan de ejercer su profesión, cualquiera que esta sea, por la misma circunstancia, pero me atañe hablar, por supuesto, de quienes comparten mi vena. Además, y a riesgo de parecer extravagante en estos tiempos pragmáticos, sigo viendo la poesía más que como una profesión como un destino.

     El arte es un oficio completamente demandante, que abarca, no las ocho horas diarias de un trabajo normal, sino la vida misma; tan exigente como un bebé que te despierta en las madrugadas para que lo alimentes. Y en el caso de las Letras –específicamente la Poesía–, pocas, muy pocas veces conduce a una remuneración. Entonces, las mujeres que escriben se encuentran obligadas a escindirse entre la escritura, los hijos y un trabajo que les dé para comer. Si la chica en cuestión tiene un marido solvente no se ocupará de este último punto, aunque a menudo el papel de esposa tampoco resulta compatible con el quehacer creativo (suelen ser más inspiradores los amantes).

     A lo largo de la historia ser mujer ha sido, en sí, una circunstancia marginal; escribir desde el ángulo femenino, un acto de rebeldía. Las Letras y los niños no parecen buenos compañeros. Recordemos, por ejemplo, a George Sand, seudónimo de Amandine Aurore Lucile Dupin, novelista francesa que en pleno siglo XIX abandonó a su marido tras nueve años de matrimonio; al cabo, dejó de lado sus deberes maternales para integrarse a un grupo de artistas –como Balzac y Lizst–, escribir a sus anchas y, de paso, coleccionar amantes. 

     O pensemos en sor Juana y –como bien dijera en su respuesta a sor Filotea de la Cruz– su nula inclinación hacia el matrimonio, por lo que no le quedó más remedio que meterse de monja.

     Desde el punto de vista bioquímico, la hormona oxitocina –la misma que nos hace abrazar a nuestra pareja después de un orgasmo– nos hace, a las mujeres recién paridas, no tener ojos más que para el nuevo hijo. Leo en un blog una nota de Sonia M. Martin: “En mi vida de feminista y editora de revistas feministas, jamás escuché o leí que una recién parida dejara a su bebé para escribir un libro”. 

     La imagen más drástica que se me viene a la mente, en tanto maternidad y letras, es la de Sylvia Plath, con la cabeza metida en el horno mientras sus dos hijos pequeños duermen en su camita, con dos jarras de leche a un lado.


     Ejemplo de la mujer que asume el papel de escritora y de madre, con la misma pasión y en situaciones extremas, es la Costarricense Rima de Vallbona, quien tiene una vasta y multifacética obra. Más nombres podrían citarse, no tantos como los de mujeres que eligen entre una u otra cosa. Por mi parte, tengo un esposo, un hijo de cuatro años y a otro en el vientre, y no recuerdo un solo día de mi vida en el que no haya sentido al lenguaje moverse en mi cerebro como una bestia reptante, a ratos juguetona, siempre dispuesta a saltar sobre la página. 

Imágenes por orden de aparición: George Sand, sor Juana Inés de la Cruz, Sylvia Plath, Rima de Vallbona, Yo.

3 comentarios:

  1. Me encantó!
    Me identifiqué!
    Me emocionó!

    flor t.

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  2. Un placer llegar a tu blog, creo sinceramente que has expuesto una verdad en tus letras "sigo viendo la poesía más que como una profesión como un destino."

    Puedo decir que carezco de preparación especifica para llamarme propiamente poeta (mis estudios profesionales son otros, cursados con responsabilidad y respeto) pero las letras están ahí todo el tiempo, haciendo de mi el medio para transformarse y mostrarse a los ojos de quienes deseen apreciarles en formas apiladas bellamente, libremente... amo hacer esto; algunos dicen q eso se llama poesía libre, yo digo que es una expresión que algunas veces se de donde nace y otras me asombra a mi misma. Estaré visitando tu espacio. Besos.

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