Literatura & Psicología

26.7.11

Apátheia







—Ahora sé. Ahora lo blanco de la quietud.

....(La sonrisa era gris indisoluble.)

—¿Cómo el cansancio, lo que no tiene palabras?

—Mi espalda está hecha nudos. Mi espalda es la bitácora de un día sin manecillas. En mi espalda caben las agujas de septiembre.

....(Las manos eran raíces oscilando en la blancura.)

—Déjame usarte un rato. Sé mi puta.

—He olvidado cómo.

—Entonces, sé mi espejo.

3 comentarios:

  1. ¡Marisol, hola! Siempre es un placer leer tus escritos. Te sigo principalmente por este blog, por cuestiones de tiempo.
    En cuanto a tus poemas, siempre me parecen sorprendentes. Tienen más puertas que los míos...
    No sé si tomar los últimos versos con sentido irónico o como algo trágico pero queda potente lo de "sé mi puta" o "sé mi espejo".
    Un saludo y que todo te vaya bien.
    José

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  2. Hola, José. Gracias por tus comentarios. A propósito del otro mensaje, puedes escribirme a anabasistampico@hotmail.com

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  3. Hola Marisol! Cuánta fuerza en tus versos! No me canso de leerte, fantástica, brava!!! Enhorabuena.
    Un beso.

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